El excesivo consumo de embutidos, bebidas carbónicas, dulces y platos precocinados está en el origen de estos desequilibrios nutricionales, según el estudio. ‘La dieta de los niños españoles es excesivamente rica en grasas, en azúcares e, incluso, en proteínas. Debería reducirse su consumo y suplirlo por un aumento prácticamente idéntico en la toma de cereales’, asegura Manuel de Oya, responsable de la Unidad de Lípidos de la clínica de La Concepción
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